Los numerosos factores
positivos que favorecen (o los negativos que deterioran) nuestra expectativa de
vida pueden condensarse en tres categorías: genes, alimentación y estilo de
vida. Muy poco control tenemos sobre el primer grupo, nuestro ‘karma’ genético,
el más perentorio y el más influyente de los tres conjuntos. El promedio de las
edades de los padres de alguien al fallecer es el mejor pronóstico de cuánto va
a vivir ese alguien. Y el sexo (masculino o femenino, no su frecuencia), le
regala a las mujeres siete años de ventaja desde el instante mismo de la
fecundación cuando somos solo una célula.
La naturaleza, de entrada, nos discrimina a los varones y no hay
movimiento alguno de protesta. ¿A quién reclamamos?
Es en la alimentación
y en el estilo de vida donde aparecen las oportunidades reales para agregarle
almanaques a nuestra parábola vital. En estas dos áreas, el número de libros,
seminarios y consultores que venden ‘eterna juventud’ es exorbitante y no para
de crecer. Y es en el estilo de vida donde cabe “el apretón de la mano” que
esta nota comenta.
Una investigación
reciente ha concluido que existe una relación sólida entre la firmeza del
apretón de mano de una persona y el tiempo que le queda vida: A menor fuerza,
más alto el riesgo de morir pronto, principalmente por problemas
cardiovasculares. El estudio fue desarrollado por la Universidad McMaster de
Hamilton, Ontario, bajo la dirección del doctor Darryl P Leong.
Dado el amplio
cubrimiento de este trabajo (140.000 personas, entre 35 y 70 años, en
diecisiete países, Colombia uno de ellos), la confiabilidad de la conclusión
debe ser bastante alta. Los investigadores le siguieron la pista a cada unos de
los participantes durante más o menos cuatro años, registrando los
fallecimientos y las causas asociadas a ellos.
La fortaleza de los
apretones manuales fue obtenida con unos equipos portátiles, diseñados para el
estudio y el promedio global de las mediciones resultó equivalente a la fuerza
requerida para sostener un peso de treinta kilogramos. En el análisis de los
resultados, cada reducción de cinco kilogramos en la ‘fuerza’ representó un
aumento de 17% en el riesgo de muerte cercana. (Escribimos ‘kilogramos’ por
simplicidad; la fuerza se mide realmente en ‘newtons’. ¿Se acuerdan de sus clases de física?).
"La fuerza del
apretón podría ser una prueba fácil y de bajo costo para estimar en un
individuo sus riesgos de morir y de desarrollar una enfermedad
cardiovascular a corto plazo", sostiene el doctor Leong. Y la revista ‘The
Economist’ comenta que “un apretón flácido de mano puede ser una clara
advertencia de que algo anda mal en la salud de una persona”.
Por supuesto que los
formalismos de encuentros y despedidas son apenas una de las innumerables actividades en
las cuales necesitamos estrechar la mano. El estudio de la Universidad de
McMaster dice que se necesitan investigaciones adicionales para
determinar si la práctica de ejercicios que fortalezcan los músculos del brazo
aumentarían las expectativas de vida, como sí ocurre cuando mejoramos los
hábitos alimenticios, comenzamos a hacer gimnasia cinco veces a la semana o
practicamos meditación todos los días. Si tales estudios confirman que el puño
fuerte y, en consecuencia, el saludo firme, sí nos pueden estirar la vida, pues
con seguridad aparecerán, casi de inmediato, textos, cursos y conferencistas
que querrán explicarnos “La manera de saludar para alcanzar una larga vida”.
Gustavo Estrada
Autor de ‘Hacia el Buda desde el occidente’
http://www.harmonypresent.com/Armonia-interior
Autor de ‘Hacia el Buda desde el occidente’
http://www.harmonypresent.com/Armonia-interior
2 comentarios:
Puede ser un estudio serio pero no le encuentro lógica. Así mismo se podría mirar la duración de la vida por la fuerza muscular, o la vehemencia de saludar con la nariz, como en algunas culturas. O en mi caso, que no doy la mano por la sencilla razón de que me parece antihigiénico. Una leve venia es más digno y respetuoso.
Gracias, por su comentario, Jorge. Debo hacer una aclaración porque mi nota (quizás porque quise ponerle humor) está confusa. La fuerza del apretón la mide el dispositivo con el que hicieron la investigación. La muestra fue muy grande y el estudio confiable. El resultado coincide con la realidad: La fortaleza del apretón disminuye con la edad (y no solo esa fuerza). El 'agarre' se mejora con ejercicios, no apretándole la mano a los amigos y menos a las amigas. La conclusión parece más aplicable a gente de la segunda edad: Falta de fuerza al cerrar la mano es señal de algún problema. Está por comprobar si el fortalecimiento de los músculos asociados disminuye el problema.
Publicar un comentario