Aunque existen interpretaciones de las enseñanzas
del Sabio que validarían parcialmente estas similitudes, hay allí una buena dosis
de generosa exageración. Más sentido tiene la pregunta, ¿son las enseñanzas una
cierta forma de psicoterapia? La respuesta cautelosa es afirmativa. La ansiedad
y el estrés -el ‘sufrimiento’ que el Buda busca eliminar- son disfunciones que existen
desde mucho antes de que las palabras ‘psicología’ o ‘psicoterapia’ fueran
acuñadas.
El tratamiento que el Buda recomienda para acabar
con la ansiedad y el estrés paraleliza la secuencia común en la solución de complicaciones
de salud: 1) Sintomatología: Existen la ansiedad y el estrés. 2) Diagnóstico: Tales males se originan en los
deseos desordenados y las aversiones. 3) Pronóstico: La enfermedad es curable. 4)
Prescripción: Existe un procedimiento -un camino- para eliminar las causas del
padecimiento, esto es, la aplicación de ocho prácticas sensatas, de las cuales la
atención plena, la séptima de ellas, es la más importante.
Entre las numerosas corrientes de psicoterapia (psicoanálisis,
Gestalt, hipnoterapia, terapia grupal…), la terapia cognitiva es la más cercana
a la atención plena. La terapia cognitiva sugiere que la modificación de los
pensamientos dañinos -los causantes de la depresión y la ansiedad- corrige las
emociones y los comportamientos perjudiciales. El énfasis, sin embargo, no se centra
en los pensamientos individuales sino en sus patrones -las distorsiones
negativas (generalizaciones, descalificaciones, personalizaciones…)- que son los
causantes reales de los estados mentales nocivos.
La atención plena, por su parte, demanda la vigilancia
imparcial y permanente de las sensaciones y de los estados mentales, sin consideración alguna sobre su naturaleza,
su causa o su efecto. Por ejemplo, para las sensaciones el individuo observa,
sin elaborar juicio alguno, si estas son agradables, desagradables o neutras, o
si son sutiles (casi imperceptibles) o claras. Así mismo, para los estados mentales,
la vigilancia se ejerce sobre la concentración o distracción mental, o sobre la
presencia o ausencia de codicia, temores o sesgos mentales.
La atención plena, como hábito de la vida diaria, y
la meditación, como ejercicio dirigido a
fortalecer la facultad de estar atentos, tienen una popularidad tan notable en la
vida moderna que hasta la muy seria ‘Scientific American’ ha cubierto el tema
desde el punto de vista investigativo. En una entrega reciente y con la cautela
que la caracteriza, la revista norteamericana anota: “La meditación se ha
abierto camino en el mundo secular como un medio de promover la serenidad y el
bienestar general”. A continuación e insistiendo en la necesidad de someter los
estudios a los rigores del método científico, la revista reconoce que las diversas
prácticas desarrolladas por el Buda “proveen nuevas perspectivas a los métodos
de entrenamiento mental pues tienen un potencial real para mejorar le salud y
el bienestar humanos”.
¿Cómo se diferencian la psicoterapia, en general, y la
práctica de la atención plena? El psicoterapista es parte integral de la terapia
(hasta llegar a veces al extremo indeseable de dependencia paciente-consejero),
ya que el profesional no solo la dirige sino que comparte la responsabilidad de
los resultados. En contraposición, el desenlace de la atención plena como
práctica continuada es responsabilidad exclusiva del practicante. El Buda es enfático
en este punto. En alguna ocasión un discípulo le pregunta al Sabio porque algunos seguidores de las enseñanzas logran eliminar el sufrimiento y otros, en cambio, fracasan en su propósito. Él responde: “Las instrucciones para llegar al final del camino hacia la cesación del sufrimiento son claras: Algunos las siguen adecuadamente y completan el viaje; otros las malinterpretan y se pierden. Si el mapa está preciso, ¿tiene el Buda culpa alguna de que muchos se confundan y no lleguen?” “De ninguna manera”, responde el discípulo. “Las instrucciones son correctas y la responsabilidad de cumplirlas es individual”, reafirma el Maestro. Y agrega para cerrar la conversación. “Nada tiene el Buda que ver si alguien se extravía; el Buda solo es el señalador del camino”.
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