¿Por qué en teoría? Diversos fenómenos insinúan que no todo lo mental
sucede completamente en el cerebro. Esta nota se refiere a cuatro de esos
fenómenos, buenos ejemplos de la complejidad incomprensible de la naturaleza
humana: el efecto placebo, el efecto nocebo, los problemas psicológicos
provenientes de un sistema inmune hiperactivo, y la influencia de la flora
intestinal en los estados mentales.
El efecto placebo es el resultado curativo de sustancias inertes o de
procedimientos fingidos en pacientes con problemas reales de salud. Numerosos
experimentos han confirmado la efectividad de medicinas ilusorias y
tratamientos ficticios en el manejo de muchas enfermedades; los brujos saben
esto muy bien. Los éxitos no son
consistentes. Irving Kirsch, psicólogo de Harvard, encontró en una revisión
extensa de estudios de placebos versus drogas genuinas que el poder de aquellos
es más positivo cuando, como ocurre en los casos de depresión, tanto las
mejorías como las aflicciones están más en la cabeza que en el resto del
cuerpo.
El efecto nocebo, un recíproco del efecto placebo e igualmente real, es
la secuela dañina en la salud de personas que tienen expectativas negativas
alrededor de sustancias inocuas o circunstancias inofensivas. Los enfermos de
asma son frecuentes víctimas del efecto nocebo. Una investigación reciente del
Centro Monell de Investigación de Filadelfia, Pensilvania, concluye que la
simple posibilidad de que un olor sea perjudicial puede aumentar la inflamación
de las vías respiratorias durante las 24 horas siguientes a la exposición (cuando no por más
tiempo). “Los asmáticos siempre andan
preocupados por las esencias y las fragancias. Si creen que un olor es dañino,
sus cuerpos reaccionan como si así fuera”, dice la doctora Cristina Jaén,
directora del estudio.
Los problemas psicológicos derivados de infecciones inexistentes han sido documentados por el doctor Erich
Kasten, profesor de Neurofisiología de la Escuela de Medicina de Hamburgo,
Alemania. Según el doctor Kasten, un sistema autoinmune hiperactivo puede confundir
las secuelas dañinas del estrés (el desasosiego intenso resultante de factores
físicos, laborales, sociales o financieros que tienden a alterar el equilibrio
corriente), con infecciones bacterianas o virales que sí requieren de acciones
correctivas. Las citosinas proinflamatorias son sustancias generadas por el
sistema autoinmune cuando detecta peligros de infección. Las inflamaciones
generadas por las citosinas, un mecanismo importante en la prevención de
enfermedades, también son causantes del cansancio y la apatía que acompañan a
muchas enfermedades. Cuando el sistema inmune sobre-reacciona a estímulos no patógenos (como el estrés) o
inofensivos, genera innecesariamente citosinas de alarma y ocasiona bajonazos
de ánimo que pueden llevar a la melancolía o a la depresión.
El cuarto fenómeno ‘extra-cerebral’, y tal vez el más extraño, se refiere
a los billones de bacterias extrañas al cuerpo humano (son más que nuestras
propias células) que conforman la flora intestinal. Esas bacterias son como comensales
rotatorios siempre presentes en nuestro organismo. Según el escritor científico
Charles Schmidt, los investigadores tienen “una convicción creciente de que el
vasto ensamble de microfauna en nuestros intestinos puede tener un impacto
mayor en nuestro estado mental. El eje intestinos-cerebro parece ser
bidireccional -el cerebro actúa en funciones gastrointestinales o del sistema
inmune, y la flora bacteriana produce compuestos neuroactivos, incluyendo
neurotransmisores, que actúan en el cerebro”. Asombroso, ¿verdad?
Nuestra mente está en nuestra cabeza (la sentimos) y la cabeza es parte
de nuestro cuerpo (la vemos). ¿Por qué la división mente-cuerpo? Tal dicotomía
proviene de la inevitable clasificación que las ciencias sociales y naturales
requieren (bien-mal, caliente-frío, unos-ceros…), y desciende directamente de
la distinción religiosa espíritu-materia. Sí, hay algo absoluto en muchas
clasificaciones. Pero, por las extrañas consecuencias de los placebos, los
nocebos, la melancolía de las infecciones y la ansiedad causada por las
bacterias intestinales, la segregación mente-cuerpo parece que no es absoluta…
Al menos no debería serlo en los diagnósticos de salud.
Gustavo Estrada
Autor de ‘Hacia el Buda desde el occidente’
www.harmonypresent.com/armonia-interior
Autor de ‘Hacia el Buda desde el occidente’
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