sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Existe la felicidad?

Vaga y etérea es la felicidad. Los creyentes la buscan en el premio que otorgan seres espirituales; los avaros, en los bienes terrenales; los románticos, en el sendero del amor; los filósofos, en la sabiduría de la naturaleza; los artistas, en la belleza que les inspira…
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Los biólogos investigan la felicidad en los diseños genéticos; los neurólogos, en las imágenes computarizadas de las áreas del cerebro donde tal vez se programa; los psicólogos cognitivos, los más sofisticados de todos, sugieren que la felicidad sería una consolidación cerebral de las vivencias que, como la salud, la alimentación, el emparejamiento y la seguridad, favorecieron nuestra supervivencia en los ambientes hostiles donde evolucionamos milenios atrás. ¡Qué horror! Si no sé lo que yo busco ¿cómo lo voy a encontrar?
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El consenso desprevenido de la gente considera que la felicidad ha de ser duradera y más o menos permanente. La Real Academia Española parece estar en desacuerdo: “La felicidad es el estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien o el logro de un deseo”; los bienes son transitorios, los logros son fugaces, luego la felicidad es efímera. Más preciso me parece, para cerrar la lista de propuestas, el canta-autor argentino Atahualpa Yupanki, cuando dice que “la felicidad es un conjunto infinito de cuartos de hora”; usted será tan feliz, agrego yo, como cuartos de hora logre vivir contento.
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La felicidad es pues ilusoria y yo desde hace tiempo me cansé de perseguirla. De acuerdo con el antropólogo y psicólogo norteamericano Donald T. Campbell, “la búsqueda deliberada de la felicidad es la receta segura para una vida miserable”. Por eso me gusta más la palabra “armonía”, la congruencia de nuestros factores físicos, mentales y emocionales que nos permite estar ecuánimes aún en la presencia de situaciones difíciles. ¿Qué opina usted?
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Son varias las razones que respaldan mi preferencia. En primer lugar, a diferencia de la felicidad, la armonía no depende de cosas externas y conlleva, además de la calma interior, la conformidad con todo lo que nos rodea. En segundo término, la armonía sí puede y ha de ser permanente pues, en las adversidades inevitables, incluye la aceptación del sufrimiento y la ansiedad. Por último, la armonía es un estado natural y tiene más que ver con desistir de hacer cosas que con andar persiguiendo metas. “No se mueva tanto que usted ya está ahí”, escribió un maestro del Zen.
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Años atrás, cuando yo aún creía en técnicas infalibles, pensamiento positivo y talleres renovadores, alguien me aseguró haber conocido al maestro oriental que sabía todas las respuestas. Sin pensarlo dos veces, me fui donde el mercadeado vidente tan pronto como me fue posible y, más rápido aún, me di cuenta de sus artimañas (que incluían turbante, media luz y veladoras). Pagados ya los “honorarios” ¡qué caramba! por varios minutos le seguí la corriente al adivino. Él debió advertir mi escepticismo burlón porque me interrogó con tono solemne: “¿Qué busca usted, señor?”. “Armonía”, contesté yo sin titubear. Y en su respuesta el charlatán tuvo un destello de sabiduría que pagó varias veces mi consulta: “Cuando alguien busca la armonía interior, la está perdiendo”.
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Cada quien tiene su propio juicio acerca de qué es y de si existe o no la felicidad. Por supuesto que nunca alcanzaremos acuerdo. Si usted se inclina por hacerle caso a mi charlatán y suspende su búsqueda, quizás descubra un estado mental especial de ecuanimidad. ¿Armonía? ¿Felicidad? ¿Paz? La denominación no es importante. O tal vez prefiera continuar su viaje, como lo recomienda T. S. Elliot. El poeta norteamericano va más allá y también le anticipa lo que usted ha a encontrar: “No debemos detener nuestra exploración; el final de la búsqueda será el retorno al punto de partida para que, por primera vez, lo conozcamos”.

Gustavo Estrada
Autor de HACIA EL BUDA DESDE EL OCCIDENTE

10 comentarios:

Gloria dijo...

A estas horas de nuestras vidas,he comprendido,que la felicidad son momentos que nos da la vida,muy pequeños,tal vez por estar en ésta etapa de la vida,esos pequeño momentos los entendemos mas que cúando estabamos más jovenes.para mí que alguno de mis dos nietos me abrase,es un momento de felicidad.

Aris dijo...

Cada quien tiene su propio juicio acerca de qué es y de si existe o no la felicidad......???
y acerca del Éxito y la Felicidad:

El Éxito y la felicidad llevan siempre un mismo rumbo, son nuestro equipaje...“La felicidad no es una estación a la cual se llega, es solo tu forma de viajar, porque a donde quiera que vayas la única felicidad que tendrás será la que tú mismo lleves”. Aris

Unknown dijo...

Algun sabio, no recuerdo cual, dijo que la felicidad es la ausencia de necesidades. Es decir la definimos como inversamente proporcional a la busqueda. MMMM no me llena pero me agrada, asi que no busco mas

CESAR ARISTIZABAL dijo...

Dr. Estrada me quedo con el pensamiento de los biologos que definen la felicidad como la consolidación de la salud. Ya me imagino que estará pensando: Aristi está muy viejo, porque los viejos solo hablan de enfermedades y operaciones.
Los bienes y los logros son fugaces y a mi memoria llega lo que nos explicaba Carlos Giraldo, en INTERCOL en una de sus conferencias sobre la forma de trabajar eficientemente en grupo, en la cual nos hablaba sobre los estimulos que los sociologos llaman "HIGIENICOS" o sea, aquellos estimulos que producen una felicidad temporal, como un aumento de salario o una promoción, que crean una felicidad que 1 o 2 meses después se convierten en insatisfacción porque ya se está pensando en un nuevo aumento o una nueva promoción.

Para finalizar me identifico con el Dr. Misael Pastrana Borrero, a quien algún dia le escuché decir que la felicidad consiste en disfrutar lo que se posee y no anhelar lo que le es imposible de alcanzar.

Reinaldo dijo...

Yo entiendo que la felicidad no es exactamente lo armónico sino el efecto de contrastes. Risa Llanto. Dolor, placer. Sed, bebida,Silencio, ruído. Pues si no hay dolor, no puede haber alegríaá porque no hay cómo comparar.Por lo tanto una felicidad eterna sería muy aburrida.

Maria Cristina dijo...

Con el paso de los años y con la sabiduría que da la madurez, llegué a la conlusión que la felicidad siempre estuvo a mi lado. Lo que sucedió fué muy sencillo: por andar buscando lo que no se me había perdido, muchas veces no la pude ver. Por añorar el "premio gordo", me perdí de unos buenos "secos". Pero eso no importa, logré capitalizar la experiencia, y siento que en este momento, más que felicidad, lo que estoy disfrutando son la PAZ y la TRANQUILIDAD, las cuales me están acompañando en estos días de mi vida y, lo que más me gusta, me hacen muy feliz.

Mi conclusión: PAZ + TANQUILIDAD = FELICIDAD.

Joaquin dijo...

Pienso que conformidad o armonía, como describes, reflejan, respectivamente, un estado psicológico de resignación con lo-que-no-fue o satisfacción con lo que, en promedio, se alcanzó; implican un balance global de las metas y logros en un momento determinado.

Sí, la felicidad es un estado transitorio que puede ser más o menos prolongado, dependiendo de la personalidad del individuo y naturaleza del objeto buscado.

Como analogía, y en términos más familiares, la felicidad es como el electrón a nivel -1 que requiere un cierta cantidad de energía mínima para alcanzar el nivel-2. Una vez a nivel-2, goza el momento, produce su fotón y retorna a la normalidad, su nivel-1. A este punto, la felicidad se convierte más o menos en un recuerdo del momento climático. Así, la felicidad es real, no es ilusoria – sí, en su mayor parte es efímera. Yo creo que todos tenemos pocos o muchos momentos en la vida, que al traerlos a la mente nos transportan y proporcionan una experiencia muy similar a la original, si importar el tiempo. Diciendo esto, me doy cuenta que el tener una mente positiva es el mejor vehículo para alcanzar el mayor grado factible de felicidad.

Emilio dijo...

Me quedo con la enseñanza de mi profesor de filososfia en 5° Bachillerato: NO existe.

Y tampoco existe la armonía. Menos en personas como tu y yo que tenemos el grave VICIO de hacer fuerza por cosas nímias, por un recuerdo grato, por una pelea perdida…….

Y la fuerza produce hipertension y enfermedades de corazón. Observa que cuando estamos dopados por el alcohol, NO hacemos fuerza. Bebamos más.



Me acerco a la definición de la Real Academia: El logro de un deseo produce alegría. Como cuando nos reunimos con los seres queridos. “Estuvimos felices” , dice los mas expresivos.

Orietta dijo...

SERA QUE NO DEBEMOS USAR CAMISA O SIMPLEMENTE NO PARARLE BOLAS A ESA CAMISA?

“ EL HIJO DE UN REY NO ERA FELIZ. LE PIDIO A UN SABIO BUDISTA QUE LE DIERA EL SECRETO DE LA FELICIDAD. ESTE LE CONTESTO QUE NO ERA FACIL PERO LE DIO UN REMEDIO: PONERSE LA CAMISA DE UN HOMBRE QUE FUERA FELIZ.

EL JOVEN VIAJO Y SE PROBO TODA CLASE DE CAMISAS, DE REYES, EMPERADORES, BUFONES, PAYASOS RICOS, FAMOSOS, . POR MUCHO TIEMPO VAGO POR EL MUNDO BUSCANDO LA PERSONA FELIZ.

CUANDO REGRESABA DESPUES DE MUCHO ANDAR, EN EL PALACIO DE SU PADRE UN LABRIEGO HARAPIENTO ESTABA MUERTO DE RISA Y SE LE VEÍA MUY FELIZ REBOSANTE DE ALEGRIA.

¡ESTE EL HOMBRE QUE YO BUSCO!

BUEN HOMBRE, ERES FELIZ, LE PREGUNTO. ¿SI CONTESTO EL OTRO. PUES BIEN, VENDEME TU CAMISA. ¿MI CAMISA? CUAL CAMISA? ¡YO NO USO CAMISA!.

POR MI PARTE SI ESTOY TRATANDO DE SER MAS FELIZ. DESPOJANDOME DE MUCHAS CAMISAS QUE VERDADERAMENTE ME PESAN.

Miguel dijo...

Creo que la mejor forma de encontrar la felicidad es no buscándola. En un sentido más práctico pienso que se deben seleccionar correctamente los pensamientos y acciones para ser feliz.