jueves, 10 de julio de 2008

¿Es natural la meditación?

Que un rasgo o una función sea natural significa que está determinado por la naturaleza, esto es, que se produce o presenta como resultado de las solas leyes o fuerzas de la misma y que es resultado de la evolución por selección natural. Para el ser humano son naturales, entre millares de características, la respiración, la alimentación, el lenguaje y el sexo. ¿Es natural la meditación? ¿Le proveyó a algún antepasado nuestro alguna ventaja de supervivencia el hecho de haberse sentado con los ojos cerrados para ponerse a meditar? O, de otra manera, ¿existe alguna mutación genética que indujo a algún homínido a meditar y, al hacerlo, favoreció su conservación como especie? La respuesta es negativa.

Comencemos por definir meditación. Para el Buda, quien sí sugiere que es una expresión de la naturaleza, la meditación es la aplicación del pensamiento para cultivar la serenidad y la sabiduría. Para el doctor Herbert Benson (1935- ), profesor médico de la Universidad de Harvard, la meditación es un ejercicio para apaciguar la mente que requiere de cuatro componentes: (1) un ambiente apacible, (2) una actitud pasiva, (3) una posición cómoda y (4) unos dispositivos mentales en los cuales se sostiene o se rota la atención por un período largo de tiempo (digamos de treinta a sesenta minutos). Los dispositivos mentales más utilizados en la meditación budista son la respiración, las sensaciones físicas de todo tipo y las partes del cuerpo.

No obstante, a pesar de la ausencia de componentes genéticos directos, la actividad mental involucrada en la meditación tiene similitud con la focalización que los ambientes salvajes le imponían a nuestros antepasados lejanos. Ellos eran vegetarianos y fueron presas de otras especies mucho antes de volverse carnívoros y convertirse ellos mismos en depredadores. Solo aquellos individuos que estaban atentos todo el tiempo, tanto a los movimientos de su cuerpo como a las señales de sus sentidos, lograron anticipar los constantes peligros que les acechaban. Fueron estos vigilantes permanentes quienes sobrevivieron lo suficiente para dejar descendencia.

Es fácil especular que en el camino de la selección natural se haya desarrollado una predisposición genética hacia la aplicación “vigilante” de la atención. En tal caso, nuestro cerebro sí tendría una inclinación natural para centrar la atención y existen razones adicionales para pensar que así sea, pues hay placer y satisfacción en el ejercicio de tal predisposición (posible herencia de la complacencia rutinaria de no ser cazado y engullido). Los vestigios de esta capacidad los utilizan en el mundo moderno los practicantes de las numerosas disciplinas de alto riesgo que demandan concentración absoluta en la tarea que se está ejecutando. Abundan los ejemplos: los deportes de alta velocidad, el equilibrismo y la acrobacia a grandes alturas, la tauromaquia, el montañismo en cumbres empinadas y el surfing sobre olas gigantescas. Una desviación mínima de la atención cuando se ejecutan estas faenas es causa cierta de azarosos accidentes; los peligros son enormes, permanentes e inesperados. No obstante, sus practicantes expresan un placer inverosímil en estas experiencias hasta el punto de convertirse en verdaderos adictos a las mismas.

Por otro lado, no hay comparaciones inmediatas que puedan hacerse entre las actividades comunes del hombre antiguo y los largos silencios e inacciones implicados en la meditación. En su quietud mental, el estar dormido (cuando no hay sueños o pesadillas) es la experiencia más cercana al ensimismamiento de la meditación; la frecuencia de las ondas eléctricas cerebrales desciende en ambos casos, pero es mucho más baja durante el sueño que durante la meditación. El grado de consciencia —total en el meditador, casi nulo en el dormilón— hace completamente diferentes las dos experiencias. En cualquier caso, es obvio que los milenios que antecedieron al descubrimiento del fuego y al invento del lenguaje debieron acostumbrar a nuestros prehistóricos antepasados, con un cerebro elemental que apenas pensaba, a permanecer despiertos, a oscuras, muy quietos y muy callados corporal y mentalmente, por millones de largas noches. La razón única de esta última especulación es convencernos de que el sosiego y el silencio de la contemplación meditativa no le son genéticamente extraños al hombre moderno.

Con estas consideraciones en mente, no puede decirse que la meditación —la sugerida por el Buda, la del yoga o cualquiera de sus versiones más recientes— está registrada en nuestra naturaleza. Pero tampoco es apropiado calificar como artificiosas o antinaturales a los ejercicios de la introversión mental, por más rara y exótica que mucha gente considere su práctica.

La meditación no es ni más ni menos natural que la gimnasia o el deporte. Nuestros lejanos ancestros corrían mucho y pensaban poco, caminaban a todas partes y carecían de poltronas, conseguían con gran esfuerzo físico su sustento y no tenían «sitio fijo de trabajo». El hombre moderno aquietó su cuerpo y agitó su mente. Para compensar la inactividad de lo primero, el Homo sapiens inventa el ejercicio con sus múltiples opciones; para aplacar la inquietud de lo segundo, desarrolla la meditación con sus numerosas variedades.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Muy interesante el post.

Quisiera anadir un comentario:

El objetivo de la meditacion es descubrir nuestra "verdadera naturaleza" aquella que esta mas alla de la identificacion con la mente y el cuerpo, o tener una percepcion directa de la "realidad" sin el filtro de la mente, esta verdadera naturaleza segun los misticos nos deja ver que somos "el universo en su totalidad". Por lo tanto la pregunta "es natural la meditacion?" presenta una contradiccion interesante. Relamente debemos preguntarnos "natural para QUIEN?" Si nos vemos como una entidad separada del universo tratando de "sobrevivir", entonces la meditacion podira catalogarse como antinatural.
Por otro lado si somos "la totalidad del universo" entonces la pregunta simplemente carece de sentido por que no puede existir un meditador aislado tratando de entender un universo separado de el.
Por supuesto la mente dualista en su afan por no perder su "identidad" trata por todos los medios posibles de explicar la realidad, principalmente a traves de la logica, el problema es que la logica es lineal y la realidad no, osea que volvemos a la contradiccion, como explicar aquello que es ilimitado a traves de un mecanismo que depende de la creacion de limites para funcionar? (la mente).
En mi experiencia personal he descubierto que el unico camino es la entrega total, la "rendicion" de la mente a tratar de explicarlo todo, por favor no confundirlo con la aniquilacion del ego, como se ha malinterpretado en algunas comunidades espirituales, mas bien se trata de "trascender e incluir" el ego, pero eso solo puede lograrse por medio de la total entrega y para eso una de las mejores tecnologias es la meditacion.

Gracias por tu post Gustavo, eres un autentico buscador.

Santiago Jimenez

Anónimo dijo...

El tema es apasionante. Aunque tengo una profunda convicción sobre la existencia de Dios (estaba antes de la gran explosión) me parece que la meditación trae muchos beneficios al cuerpo, a la mente y al espíritu(Alma ?). Este comentario es porque he oido en algunos círculos religiosos que estas prácticas, por ej. Yoga son opuestas a la creencia en Dios, con lo cual estoy en total desacuerdo.
Algo para meditar es precisamente es el mensaje de Jesús al crear la religión del AMOR.
Saludos,
Un amigo

Anónimo dijo...

Hola Gustavo. Un saludo, muy interesante tu articulo acerca de lo implicito que en nosotros esta la meditacion y muy sustentado cuando hablas de nuestros antepasados en la cavernas velando durante millones de noches por su seguridad y donde el silencio era factor decisivo para sobrevivir en muchos casos, estos temas de historia genetica son apasionantes y te cuento que mi vida con respecto al raciocinio y la concepcion de la historia misma ha dado un vuelco desde hacce tres agnos que tuve oportunidad de leer un libro que siempre estuvo en un anaquel donde mis tias, el famoso: Mono desnudo de Morris, facinante lo que sucedia hace casi 30 mill. de agnos cuando aquellos hominidos comenzaron a bajar de los arboles.

Volviendo a aquellas apreciaciones por eso pienso que nos es tan placentero el estar en la cama y escuchar la lluvia afuera... por que es tan placentero??? pues porque aquellos antepasados la tuvieron que pasar muy mal desprotejidos de la lluvia solamente colgados de una rama y con todo el pellejo mojado...(meditando ?), es placentero porque algo hay en nuestra memoria genetica que en el fondo pensamos como estariamos afuera envez de en la cama y agarrados de una rama... Sera por eso tambien que los bebes en sus primeros meses apenas les pasan un dedo o un palo se agarran? pues antes sus vidas dependian de estar bien agarrados! Seguridad, aun hoy para muchos el tener un boligrafo o una regla en sus manos le confiere seguridad... Y los bastones o cayados... desde tiempos prehistoricos se usaron hasta pasada la 1a guerra ahora tenemos el mobil... que tal sino?